Espacio documentado por los participantes en el taller

En construcción de Janet Novás   -   Fotografía: Virginia Rota
En construcción de Janet Novás - Fotografía: Virginia Rota

 

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Ante expertos e investigadores mis palabras se atropellan como mis movimientos se tropiezan ante el espacio del otro. Un bolígrafo puede ser un arma muy placentera cuando se usa para crucificarse al suelo, ya que tras desclavar la tinta de la madera de una vez podemos decir todo lo que nos salga del coño.

 

Dudar el espacio en dos gajos de limón muy bien puestos. Las posibilidades de cruzar el espacio tropiezan en el centro exacto de sí misma, cae, un pez fuera del agua que circunstancialmente puede apoyar la cadera en el suelo. Dormida sus manos sonámbulas acarician su pelo. Así consigue completar su deseo secreto de amor perfecto. Se levanta y continúa como si nada. El espacio nos brinda, en un bucle infinito, el cotidiano espectáculo de desatarse el pelo. La simpleza de este acto resulta extraordinaria ya que su brevedad se multiplica por la longitud del cabello. La caricia del entrecejo se propaga como la luz del faro en la tormenta. Alumbrándonos de rojo, recordándonos la pereza que da un dios macho.

 

La ansiedad por exhibirse ante un público tan inquieto la aparta al máximo, bajo la máscara de nylon funambulista que niega todos los dictados. La voz de su conciencia enumera sin tregua una lista de autoboicots. Nunca está bien planchado, bien lavado, bien cosido o bien doblado. Coge mucho, mucho, pero que mucho impulso para escupirnos. Por suerte queda atrapada en el cubo de un mimo. Respira. Camina entre todos nosotros mientras una flor nace en el centro del escenario. Acaba apoyando su brazo sonriente en el precipicio donde se van a suicidar las palabras.

 

A su alrededor el espacio vibra en palabras que materializan sujetos, verbos, complementos directos y frases coordinadas. Cantando. El poste de hormigón se curva en lenguaje de signos que parecen baile. El mono chino de los tres sentidos enrojece y se expande en trino. Una Y griega se despliega y se subraya 5 veces explotando en una nube de *st*r*sc*s.

 

Todas las onomatopeyas amedrentadas. Paf. Arrepentidas. Boom?. Dando todo su peso. Fiusch. Indicativas. Schhhs!

 

De algunas palabras recuerdo sus movimientos, de casi todas voy a olvidar sus caras pero lo genuino que se pudo leer siempre ha sido.

 

Esperamos grandes ejecuciones y representaciones. Saltos más altos, giros más rápidos. Que nos sorprendan con los efectos especiales y mejores guiones adaptados. Superproducciones brillantes. Pero aún hoy todos somos capaces de embobarnos mirando al fuego.

 

Texto de Serafín Mesa : http://cargocollective.com/serafinmesa

 

Luz de la pintura barroca

Pop, desfase de la sed

los ojos en la boca

y el cuerpo es música 

 

Descomposición articular 

no pensar

 

cruces, explosiones

colores que se escupen

 

Mas allá, el sonido nunca desaparece,

detrás de los ojos

todos

 

 

 

Texto Andrea Tanamiñas